Cada uno tiene su estilo. Indudablemente a cada uno le funciona más algo y a otros no. Como sea.
A mi en lo personal no me gustan las presentaciones. No me agrada en nada que se levante alguien a
presentarme y a decir de mi, que yo esto y que yo aquello.
Creo que me gusta el misterio.
En general la mayoría de los trabajadores quiere hablar con
gente igual que ellos.
Iguales=trabajadores. Y se logra
un efecto andragógico muy interesante cuando logramos ponernos en el mismo
nivel. OJO, uno nunca deja de ser
trabajador o ingeniero, o licenciado o lo que sea, pero hay que ponerse al
mismo nivel (y no tiene nada, absolutamente nada con subir o bajar…eso se los
dejo a sus egos de cada uno).
Cuando logramos ponernos en el mismo nivel, hablaremos el
mismo lenguaje, el mismo idioma.
Pensaremos igual (bien y mal).
Entenderemos (o deberíamos) por que actuamos así. Que queremos lograr. Como lo vamos a alcanzar. Cuando lo tenemos planeado. Y con ese mismo idioma podemos preguntar,
aseverar, regañar, discutir, insultar, lograr o fracasar. Pero siempre en el mismo nivel.
A mí, en lo personal no me gustan las presentaciones. Siento que cuando dicen el ingeniero, el licenciado, él, él, él. Inmediatamente los que me escuchan se voltearán a otro lado. Automáticamente cerrarán sus oídos y mentes. Y tendremos bultos en la sala. Todos cansados que los Él supervisor, Él ingeniero, Él jefe, Él dueño, Él tipo venga a decirme bla, bla, bla.
Después de una presentación dejamos de ser nosotros para ser
quienes quieren escuchar los presentadores.
Y además, después de la presentación, me lleno de nervios por lograr ser
esa persona a la que presentaron. Ese
que tiene títulos, diplomas, cursos, amigos, etc, etc.
Ahora, ¿Podemos ponernos en el mismo nivel? ¿Cómo hacerlo? ¿Por
cuánto tiempo?
Siempre se puede:
1.
Si vamos a hablar frente a ingenieros debemos
convertirnos en ingenieros y hablar el lenguaje de ingenieros, vestirse como
ingenieros. Si vamos a hablar frente a
abogados, debemos conocer el lenguaje de los abogados y, obviamente ¡no podemos
llegar con pantalones de mezclilla ahí!.
Y si hablamos con trabajadores, debemos ser trabajadores ¿Por qué llegar
con traje y corbata?.
2.
Repito, a mi no me gustan las presentaciones por
que después se m hace muy difícil volver a ser trabajador. Sin presentaciones podemos empezar con una
pregunta: ¿por qué me atrevo a pararme frente a ustedes a hablarles de esto?. E inmediatamente después una historia: Del
como llegue a la Seguridad y Salud laboral.
¿Qué me pasó? Sentí el llamado de
Dios, no tenía trabajo y fue lo más fácil, no sé… cada uno tendrá su propia
historia. Recomendación muy importante y
para toda la sesión: NO MIENTAS. Las mentiras se convierten en bolas de nieve
y luego son muy difíciles de sostener.
3.
No vayas a enseñar nada. Cuando vas a enseñar
algo, los trabajadores de inmediato se vuelven bultos en la sala. Es andragogía
pura: ¿qué me viene a enseñar este tipo? Muchas veces somos más chicos que
ellos, no sabemos usar la maquinaría que ellos usan desde hace 20 años, no
conocemos sus rutas y caminos, ni sus tiempos o a sus compañeros, etc. Y lo más importante, cada trabajador es una
persona independiente, con defectos y virtudes, con características propias del
lugar de donde vienen, de donde viven, familiares, etc, etc. Por eso no debemos enseñarles nada. Debemos compartirles, comunicarles,
facilitarles, indicarles, asesorarles, etc.
Nunca enseñarles. Eso es muy
difícil y toma mucho, mucho tiempo en adultos.
4.
Entonces debemos ser contadores de
historias. De esas cosas que me pasaron trabajando. De lo que me encontré. De lo que me dijo el jefe. Y poco a poco nos
veremos mimetizados. Por que todo lo que
me pudo pasar a mi como trabajador, a ellos les pasa. Importantísimo, no creo que sea imposible,
pero si no has sido trabajador en una planta industrial, en una obra en
construcción, si no has sido asalariado (y a veces explotado y trabajado en
condiciones difíciles), será muy duro, poder contar las historias que ellos
quieren y deben escuchar. Porque no les
contarás a un grupo de obreras, de montacarguistas o de personal de mantenimiento,
aquella terrible vez que se paró el aire acondicionado de tu oficina y tú te
volvías loco por que no había grapas en la engrapadora. ¿O sí?
Y así poco a poco seguiremos con nuestras presentaciones.
Pero, para empezar… a mi no me
gustan las presentaciones y las evito siempre que puedo.
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